Si eres el propietario de un comercio querrás que cuando un potencial cliente esté delante de tu establecimiento entre y vea qué es lo que vendes, y por supuesto, querrás que compre.
Evidentemente que tener un precio adecuado y un producto de calidad van a ayudar, pero tus clientes tienen que entrar a la tienda y hablar contigo.
El escaparatismo es el arte o la técnica de organizar escaparates con el objetivo de que resulten atractivos al público y entren en nuestro comercio.
Y creo que es eso efectivamente la combinación entre arte, donde mostramos nuestra creatividad y toda una serie de reglas y bases psicológicas que nos ayudarán a que los clientes se paren, entren en nuestro establecimiento y se vean impulsados a comprar.
Vamos a pararnos un momento en esa serie de normas que tenemos que seguir para que nuestro escaparate cumpla su función:
1. La base de un buen escaparate
La base de un buen escaparate es que atraigamos a nuestros potenciales clientes, a quienes estamos enfocados y para quienes nuestro producto está diseñado.
Por eso, tendremos que estar en sintonía con ellos. Y con nuestra filosofía de empresa.
Imaginemos que tenemos una tienda de ropa de bebé, quizás una decoración recreando una oficina no sea el mejor reclamo, en sintonía con ellos, un entorno lúdico o un espacio de descanso sean opciones más adecuadas.
Pero que un entorno esté en consonancia con nuestro producto no significa que para atraer no podamos utilizar recursos como que haya artículos u objetos que estén fuera de contexto.
Recordemos que nuestra mente funciona intentando buscar relaciones y un artículo que no guarda relación con el resto conseguirá hacernos pensar. Explotemos nuestra imaginación.
2. Contar una historia
Cada vez más es importante contar una historia, emocionar, entretener y esto es posible hacerlo desde cualquier medio, también un escaparate.
Cuando vamos por la calle ya sea en nuestros desplazamientos habituales, o por ocio, normalmente no prestamos atención a los escaparates, a sus propuestas.
A no ser que sean lo suficientemente atractivas, y emocionantes como para que nos paremos. Esa es la idea, conseguir que nos paremos, que miremos y pensemos que es de lo que tienen dentro que nos puede interesar.
3. Una buena iluminación
Nuestro escaparate puede ser realmente bueno pero si no está bien iluminado no conseguirá su efecto. No nos atraerá. Este quizás es uno de los puntos más técnicos.
De una forma sencilla podemos decir que tenemos que tener distintos factores en cuenta: la cantidad de luz, la temperatura de la luz y el grado de apertura de la luz.
La cantidad de luz va a depender en gran medida del lugar donde nos encontremos, ya sea nuestro escaparate un local a pie de calle o por el contrario esté situado en un espacio cerrado o por ejemplo, un centro comercial.
También y en relación con este punto hay que tener en cuenta de qué colores o tamaño son los artículos que queremos enseñar, incluso el decorado. Porque a colores más oscuros mayor será la cantidad de luz necesaria.
Pero además si los colores son fríos necesitaremos un tipo de iluminación que destaque estos colores, siendo una opción adecuada las luces fluorescentes.
Si por el contrario nuestro escaparate utiliza las tonalidades cálidas de rojos, naranjas, marrones o beige, la opción adecuada será el espectro de luces cálidas y por ende nos decantaremos por luces halógenas.
Por último, en función del tamaño de nuestro escaparate o de si queremos destacar un punto concreto o un artículo utilizaremos luces con un mayor grado de apertura.
4. Cambios periódicos en el escaparate
Es necesario que cambiemos periódicamente nuestro escaparate para potenciar el interés de nuestros clientes.
La gran ventaja en este sentido es que solo unos pocos artículos de nuestro catálogo deben formar parte del escaparate, de manera que podremos mostrar en poco tiempo una variedad de artículos.
5. Correcta distribución del espacio
En cuanto a uno de los puntos más importantes es quizás la distribución del espacio. Este punto es importante desde un punto de vista psicológico.
En primer lugar, habría que distinguir entre composiciones simétricas o asimétricas. Con las primeras vamos a dar una imagen de sobriedad y en las segundas más juventud, y movimiento.
También valoraremos el espacio donde estemos situados o los elementos u obstáculos que se encuentren en la línea visual de los transeúntes.
Por ejemplo un semáforo que impida la visualización del centro nos obligará a montar un escaparate asimétrico.
El tipo de composición utilizado, como hemos dicho anteriormente, también va a despertar sensaciones en la mente de los transeúntes o futuros compradores: habitualmente una distribución del escaparate basada en formas geométricas rectas va a crear una imagen de seriedad, seguridad, equilibrio, serenidad.
Y si las formas son curvas el concepto que creamos es movimiento, energía, voluptuosidad.
El punto álgido de un escaparate es la zona inferior izquierda. Es a esta zona donde tenemos que dirigir nuestros esfuerzos. Y si queremos reformarla podremos hacerlo a través de la iluminación o creando formas diagonales que se dirijan hacia este punto.
6. Claridad en la mercancía o servicio del escaparate
Un cliente que se fija en nuestro escaparate tiene que tener claro qué es lo que tenemos dentro, qué tipo de mercancía o servicio podemos ofrecerle y en qué nivel de precios nos situamos.
Si va a encontrar alguna promoción o descuento en el interior, etc.
Como norma general una selección de artículos que sean representativos y sus precios, una forma de escaparate que esté en línea con nuestra imagen, una iluminación en consonancia con el tamaño, luz y colores que mostramos y una historia que emocione harán que nuestro escaparate sea un éxito.
